Narciso Horacio Doval, un loco muy cuerdo que se puso a Brasil en el bolsillo con goles y gambetas
Los estudiosos del medievo afirman que juglares, cuentacuentos y demás personajes que se ganaban la vida animando las plazas pueblerinas con relatos de historias siempre atrapantes solían ir modificando los contenidos de sus relatos en función de la reacción del público. Agregaban o quitaban detalles o escenas para ampliar el efecto de sus narraciones (y asegurarse una mejor recaudación), sin preocuparse por deformar más o menos la realidad en la que estaban basadas.